... una especie de árbol enredado a un poste de luz(medio doblado se veía desde dentro de mi retina).
Parecía... parecía el dibujo de algún pintor. Ts! Por cierto, me han contado de un tal Vinci... Da Vinci, o algo así. Me han dicho que ha hecho un cuadro muy interesante: “una mirada penetrante” – osaron decir los ciegos - .
Creo que lo penetrante es una especie de rayos X que necesita de esa energía divina, que cuando se la ve en acción es imposible creer que se genere eso tan... sin palabras. Esa energía que se necesita para poder moverse, atravesarse, explorarse, mirarse... en fin.
- Cual pieza de ajedrez - el sol se mueve y toma una posición en el tablero. Como quedándose por detrás, mientras el telón y se abre y... con ustedes... La Luna en escena.
“Esa luna que hay en tus ojos es la energía que mueve y corre a los océanos”. Una diosa de las aguas – me lo ha confesado en cierta ocasión, luego de un show -.
Dioni solía contarme de una musa que cuando conoció a un flautista que enamoraba a las doncellas, una energía extraña se asomo por la ventana y, ambos dos, desaparecieron. (como por arte de un tal Oz).
La lluvia era el adorno perfecto, esa ciruela encima del postre, las frambuesas sobre un helado de crema americana en la sazón de sabor visual, el café con leche con dos medialunas en algún café por Avenida de Mayo, ahí... cerca de ese monumento al que aun, muchos años después, nadie le ha descubierto su uso.
Los lentes estaban sobre un libro halado, todo estaba por moverse y salirse del lugar.
Fue un instante en que una paloma mensajera pudo haber pasado rapando un cielo teñido de sangre...
Con unas nubes muy blancas que – nadie nunca supo – quedaban ahí: estáticas, inmóviles, como si nada...
De cada una de ellas salía un árbol que arrojaba flores, como la cabellera de la dama mas hermosa del mundo(de verla los dioses no dudarían en que compita con Afrodita, sobre todo Zeus).
Sus lianas corren sobre los girasoles de algunas, o el colchón de algodón que podría ser el living soñado de la revista Art Deco de moda.
Abajo el asfalto hervía y se congelaba de golpe. Se hacia difícil mantenerse quieto: era como estar en un hilo que cruza del Everest al Aconcagua. Resulta imposible mantenerse, pero cuando los ojos abiertos se abren de verdad, y el atardecer te sonríe con una inocencia longeva, que es un arco iris de colores regando jardín de ilusiones floreciendo...
Si ves eso... si sentís eso... cada átomo y partícula penetrando la piel, dejando los poros abiertos, saludando al sol, asomando sus escamas, sus tiernas y pequeñas escamas. Esos poros que, como un nido de pájaros, esperan hambrientos la energía que les traerá su madre ave, cuando regrese de la búsqueda.
Si lo ves... si lo sentís... si lo vivís... ya nada va a ser un imposible, sino el sueño hecho realidad.
Y... ese momento que te acaricia, esa felicidad tan... tan efímera, te hizo sentir lo que sabias: lo que yo, vos, el(nosotros, vosotros y ellos) sabían... eso que todos suponían. Eso que nunca nadie supo.
Y una vez que lo ves... solo milésimas de segundos de su brisa, de sus caricias, de su energía, solo milésimas de segundos que lo veas y... ya no te podes bajar de ese hilo, de ese equilibrio peligroso, ese momento tan odioso y tan.. amoroso.
De eso que nadie nunca supo, o que nadie nunca pudo asignarle un nombre, asi sea onomatopéyico.
Porque cuando lo sientas... ya nada va a ser igual.
Mr. Julio Divas.
16 de Julio de 2007
21:07
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